Pala

Ala

Abras

Bla, bla, bla.

Le doy mi palabra.

Tener la ultima palabra.

El pez por la boca muere.

Palabras más, palabras menos.

El que a palabras mata, a palabras muere.

¿Dónde están las palabras dichas? ¿Se van a alguna parte? Lo que sé es que muchas se transforman en materia, se hacen hechos. Creo que seria mejor cuidar los sonidos que se emiten porque son armas. Armas benéficas o mortales.

 

Existen las palabras dichas. También hay palabras que dentro de nuestra cabeza aparecen. Ese dialogo interno manejado por nadie que nos desvía a veces del camino elegido. Palabras pensadas, no pesadas o controladas. Monólogos que fluyen domésticamente en la mente, sin descanso. Esas palabras hacen huella, construyen, destruyen. Palabras que escuchamos son semillas: de plantas con frutos dulces y amargos. Que se transforman en creencias si se arraigan en nuestro inconsciente. Palabras que hacemos nuestras si salen de bocas autorizadas…por nuestra percepción.

 

Luego las palabras tienen tono, acento, volumen. No es lo mismo un texto leído que una frase dicha oralmente sin papel o pantalla de por medio.

Existe el emisor que se compromete con lo dicho con su voz, pero también con sus expresiones faciales, con sus manos, con su cuerpo, con sus ojos.

 

El silencio le da sentido a las palabras dichas cuando se conforma un conjunto. El dominio del silencio intrafrase comunica algo. El no emitir sonido y elegir callarse genera un mensaje enigmático para el receptor, y protege al menos por un instante al mudo consciente.

 

¿Y qué pasa con las palabras no expresadas? ¿Esa conversación pendiente que tenemos con alguien que dejamos para después? Lo que sucede es que nos perdemos un intercambio de miradas, de sentires, de abrazos. Esas palabras se van corroyendo, impregnando nuestro interior de oscuridad. La vida se nos escurre como arena entre los dedos. La experiencia de vivir no tiene sentido a menos que el amor esté presente. El amor, no como un sentimiento efímero, teórico, platónico. Amor en el sentido humano de la palabra más ensuciada del diccionario. Lograr la paz. Ayudar a otro ser a estar en tranquilidad. En no tener razón, sino paz. En estar cerca. En derribar cercas imaginarias que nosotros levantamos para no vernos reflejados en esa persona de las que nos alejamos.

¿Para qué guardamos los “te quiero” ?, expresiones obvias para algunos, pero necesarias para la otra mitad de las personas.

Leí hoy que en un año emitimos aproximadamente dos millones y medio de palabras. ¿Qué recordamos de lo dicho? Cuantas palabras emitidas se anulan con otras o con nuestros hechos. ¡Qué valor toma el silencio! Cuántas palabras que dije quisiera recuperarlas para su reciclaje en algo útil!.

Emojis son palabras? No. Al ser una convención de pocos años no significan lo mismo para el emisor que para el receptor, además de ser pequeños para una vista de más de 40 años…

Los tweets que restringen la expresión a 14o caracteres aprietan como sardinas en un recipiente metálico las palabras. Dicho limite rinde más en inglés que en nuestro verborrágico español. Que además tiene enie. La síntesis no es la cualidad más frecuente de encontrar entre los homo sapiens parliens.

Palabras no dichas son las que corresponde al monólogo dialogado de los odontólogos, que mas que emitir sonidos guturales no nos dejan. Nos suelen incorporar a una charla monodirigida, que termina abruptamente con un enjuague bucal con el vasito del silencio.

Las palabras que uno escribe son mágicas. El pensamiento materializa su contenido en la mano que filtra y realiza en una concatenación de letras una idea, un sentimiento, una imagen. Qué maravilla esto de escribir. Con mejor o más rústico estilo o gracia. Pero mi creación intangible se vuelve materia. El byte se hace carne…o papel…o vuelve al byte en un documento electrónico como éste. Pero la escritura manuscrita es arte intenso y plástico.

 

Dónde quedan las malas palabras? Existen en este paraíso? O debemos quitar esa etiqueta maniquea? Me parece, a fuer de ser literal, que las intenciones son sanas o insanas, que buscan dañar o simplemente colorear una expresión. Y esto me lleva al color de las palabras. No son simplemente negras como en los libros, sino que tienen color…y calor!! Claro que sí!!! Acento, exclamación, sangre, intención!!!

Cuántos botones tiene el tablero de la comunicacion humana, cuantas teclas ofrece el piano de nuestro lenguaje. Disfrutemos responsablemente esta aptitud para ser mejores, siendo mejores comunicadores, tanto para nosotros como para el que entra en contacto con nuestro mensaje.

Escuchémonos a nosotros mismos. Usemos el paladar al hablar, paladeemos, degustemos lo que vamos a emitir. Utilicemos la capacidad de pensamiento para procesar las emisiones de nuestras cuerdas vocales antes de soltar sonido. Las palabras crean, modifican, emocionan, dañan, inspiran. Ojalá éstas hayan servido para algo. A mí me hicieron bien. Gracias.

 

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