De tanto escuchar que vivimos un presente complejo, en un mundo complicado, desde un país difícil, me descubro buscando la simplicidad de mi existencia. Quizás con esta maniobra intente no ahogarme en el tsunami del discurso predominante de lo intrincado.
Esta vez no incluiré citas, posiblemente apócrifas de Einstein o Borges, sino respuestas de Google, nuestro gurú contemporáneo.
Dícese de simple:
- Que está formado por un solo elemento, y no compuesto de varios.
«el oxígeno tiene la particularidad de ser un elemento simple»
2. Que es puramente aquello que se dice, sin ninguna característica especial o singular.
«no debes preocuparte, no es más que un simple dolor de cabeza»
3. Que presenta pocas dificultades o complicaciones.
«lo hicieron así por una razón muy simple: nadie les había enseñado»
He experimentado una revelación muy elemental: la vida es simple, y mi camino de aprendizaje es ir desarmando todas las complejidades aprendidas y construidas, todas ellas motivadas y requeridas por mi ego. Éste crece cuando soluciona problemas, resolver conflictos le da importancia. Si resultara que los problemas no tienen sustancia, mi ego se disolvería en su valía.
Necesito estar acá para observarme, para entender qué es adentro y qué es afuera. Saber si la frontera entre esos dos universos mentales es mi piel o hay algo más, o no hay nada que lo separe. Si la última alternativa fuera la cierta (si existe la certeza) entonces sería simple, aplicando la definición número 1.
Mi sistema de creencias, aprendido, imitado, educado, me dotó de una visión del mundo y de los otros estructurado, etiquetado, ya explicado. Llevando este esquema a la dimensión cotidiana, casi no necesito hablar con otra persona para saber qué piensa. Refresco su etiqueta en mi mente y ya tengo sus palabras, y sus intenciones precocinadas. Así no necesito experimentar su presencia. Mi mente me ahorra de escuchar aquello que se dice, de mirar lo simple, de exponerme a lo no especial. Ver definición número 2.
Cuando entiendo algo es en el momento que descubro lo simple del concepto, su lógica, la estructura, su esqueleto. Al escuchar a algunos especialistas de cualquier tema explicando un concepto y no logro entender, creo que no soy yo el que no llega a lo sencillo del mismo, sino el experto quien no logró aun encontrar el esquema de lo que pretende comunicar. Véase explicación de economistas acerca de las causas de la inflación, por ejemplo.
Siento en mi interior que vivir es vivir. Así de simple. Es estar experimentando lo que está sucediendo en el momento presente. No es evaluando lo que sucede, comparando con parámetros pasados que existen en mi cabeza, etiquetando personas que ya sé que me van a decir y por qué, sino conectando con ellas. Que aprender es hallar aquellos caminos que me ayudan a encontrar la simplicidad de lo que encuentro a mi paso, que esa es mi búsqueda.
Ante este tipo de propuestas, nos sale responder: “lo entiendo, pero es difícil vivirlo…” Será complicado encontrar la simplicidad? Suena contradictorio, ¿no? Quizás, sea un terreno desconocido, incómodo, incierto. Es poner a mi mente a desafíos que no está programada para buscar voluntariamente. Ella tiene como objetivo lograr mi supervivencia, no hacerme feliz, y menos empujarme a exposiciones inéditas.
Existen tres preguntas fundamentales que apuntan a orientar la sencillez en dirigir la atención en mi vida: qué experiencias quisiera vivir, qué crecimiento me propongo desarrollar y qué contribuciones a otros puedo y quisiera entregar. Contra estas respuestas puedo evaluar mi marcha en mi existencia. No más. Y que el presente me vaya llevando hacia estas metas. No proponer rígidamente los caminos hacia ella, sino dejar que el viento del transcurrir hinche mis velas, que yo decidí izar. Y así navegar el océano de mi vivir.
El orden simplifica los actos. Orden en mis pensamientos, en mis cosas, en mi sentir. Es más fácil seguir una secuencia de pasos que saltearlos, recordando a cada escalón dónde voy, dónde dejé las llaves.
Nacemos sin saber para qué ni cómo vivir. Encontramos que aprender aparece como una inspiración y una necesidad. En algún puerto de nuestra vida encontramos que darnos cuenta de lo simple que implica resolver los desafíos que se van presentando, nos agrega sabiduría, que no es otra cosa que saber vivir. Que sólo se aprende experimentando, no replicando creencias ajenas, ni utilizando creaciones mentales. Aprendo de mis errores, cuando los observo. Intento que mi punto de referencia sea mi ser, y no el entorno. Asumir mi responsabilidad (capacidad de responder) sobre mi suerte, y no recostarme en el victimismo. Que la vida es eso que sucede para mí, y no es algo me sucede. Ser protagonista de mi historia me simplifica, ya que soy yo el que provoca y busca el camino, y no el camino que me empuja hacia un destino que no elijo.
No quiero caer en el mensaje cliché, cuasi publicitario, de disfrutar de las cosas simples de la vida. Sólo intento poner mi atención en encontrar simplicidad en todos los desafíos que aparecen, y veo además que las cosas que más se disfrutan por más tiempo, son sencillas: la naturaleza cuando estoy allí, amigos con conversaciones presentes, un libro que me hace viajar o pensar, una caminata por el barrio descubriendo rincones que no había visto, una cena con los íntimos que se condimenta con una risa contagiosa.
Espero no haya resultado complicado entender lo que quise compartir aquí. Ojalá les haya resultado simple.
María Inés Iglesias Cortina
Dejar que el viento del transcurrir hinche mis velas, que yo decidí izar. Y así navegar el océano de mi vivir.
Qué excelente frase Lucio, poética, clara y que resume para mí lo simple…Somos los protagonistas del izado de las velas…pero en la incertidumbre del vivir necesitamos entregar al viento, al océano y a las velas, el poder de ayudarnos a llegar al puerto deseado…Sin resistirnos ni pelearnos con tormentas lógicas, fruto de atrevernos a navegar el Presente sin mandatos, expectativas ni comparaciones. Gracias!!! Me encantó el artículo, por el tema y lo creativo de su abordaje.
Soy testigo de tu crecimiento en el autoconocerte y tu detección tan nítida del Ego. Te felicito!!!
Lucio Vega Iracelay
Gracias, Maria Ines. El océano es nuestra percepción, cuanto mas podamos estar conscientes las costas se irán alejando y tendremos mucho mâs derrotero para disfrutar. A toda vela!!! Y desatar nudos, hasta los marineros. La vida es simple. Cabe a nosotros ir desatándola!!!